Se consigue en distintos tamaños para abarcar diferentes zonas del rostro y funciona como un drenaje linfático natural. ¿Los beneficios de su uso? Contrae los vasos sanguíneos, aporta elasticidad a la piel, ayuda a la regeneración muscular y desinflama. Para utilizarlo, se debe masajear presionando con firmeza desde las mejillas y mentón hacia arriba. Hay que realizar el movimiento entre cuatro y seis veces en cada zona.

Se debe recorrer el rostro con la piedra en movimientos ascendentes y hacia una sola dirección, es decir, no subir y bajar como lo hacemos con el rodillo de jade. De esta manera, generamos acciones linfáticas en cada trayecto y nos aseguramos de no generar irritaciones.

¡Siempre ir en contra del sentido de las arrugas!

Empezar por el cuello, haciendo movimientos con la parte en forma de corazón del centro hacia la nuca, siempre hacia arriba. Para el contorno de ojos, hay que dibujar la línea de la ceja y terminar en la sien. En las arrugas de los labios, recomendá masajear desde el centro del labio hacia fuera, y en la frente, recorrer desde el entrecejo hasta el nacimiento del pelo.