La luz azul (o High Energy Visible, HEV) es la parte de la luz visible que tiene una longitud de onda de entre 400 y 495 nanómetros. Transporta una gran cantidad de energía y se identifica con los tonos violetas y el azul índigo.
El sol es la fuente principal de luz azul, por lo cual nos exponemos diariamente a ella. También hay muchas fuentes de luz azul creadas por el hombre, como tubos fluorescentes, linternas, lámparas LED y televisores planos. Las pantallas de las computadoras portátiles, celulares, tablets y otros dispositivos digitales, emiten cantidades considerables de esta luz.
Los rayos cargados con luz azul penetran en profundidad en la piel -más que los UV- y pueden dañar las células. Esto merece especial atención, dado que el 60% de las personas pasa más de seis horas al día frente a dispositivos digitales. Por eso, surgió el término digital aging (envejecimiento digital), consecuencia de la luz azul que estimula la creación de radicales libres que con el tiempo pueden romper las estructuras celulares. Los síntomas más visibles son:
■ Pérdida de firmeza y elasticidad por la disminución de la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico.
■ Aparición de manchas en la región frontal y en los pómulos causadas por la sobreproducción de melanina, que provoca un bronceado desparejo.
■ Deshidratación y flacidez en la piel del rostro.
■ Alteraciones en el ADN de las células epidérmicas.
La luz azul influye de forma negativa en nuestro descanso, ya que suprime la melatonina (hormona del sueño), con lo cual el cuerpo permanece despierto. A todas aquellas personas con problemas para dormir, se les recomienda evitar las pantallas al menos una hora antes de acostarse.
Medidas preventivas
Dejar de utilizar los dispositivos electrónicos mencionados es imposible, que ya son parte de nuestra vida cotidiana. Por eso, lo mejor es informarse y cuidarse.
Lo más importante es la prevención. Conviene incorporar a la rutina diaria algún producto específico para la protección de la luz azul y ambiental. Hay cosméticos que cuentan con bluescreen y antioxidantes (como la vitamina E), que evitan la formación de radicales libres.
Se recomienda usar protector solar con FPS mayor a 30, todo el día y todo el año, inclusive dentro del hogar o trabajo.