Piel más pálida, frágil, agrietada y dañada.
Cuando el daño es grave y persiste, además, pueden aparecer eccemas.
Además, el frío continuado actúa en capas más profundas generando una sensación de alarma continua y obligando a la piel a generar, en algunos casos, anticuerpos para protegerla del ataque externo.
Hay que recurrir a mascarillas súper protectoras que aporten una barrera de protección extra y nutrir en profundidad la piel, aportando elementos grasos esenciales que ayuden a reconstruir la barrera lipídica.

¿Y el viento? Si las jornadas están resultando especialmente ventosas, se recomienda aplicar una capa más gruesa de lo normal de la crema de noche entre una y dos veces a la semana. Al día siguiente, retirar el exceso con agua.

Entre el frío y la salinidad de la saliva, los labios tienden a resecarse con más facilidad. La piel de esta zona, además, es mucho más fina que la del resto de zonas el rostro y con el tiempo, estas son razones claras para la aparición del código de barras o, lo que es lo mismo:  falta de colágeno, ácido hialurónico y elastina. Los bálsamos reparadores son la solución.

Tip!: Es importante tomar abundante líquido para mantener el cutis hidratado.

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